La Festa de la Sibi·la

 

Todo el orbe cristiano celebra con júbilo el nacimiento de Jesús. Pueblos y razas, desde las más lejanas épocas, han porfiado en expresar, a su modo, su devoción al Hijo de Dios hecho hombre.

 

Desde hace siglos, Mallorca conserva un cántico singular para la Noche Santa: “La Sibila”. De origen remotísimo, se atribuyen sus versos a Fray Anselmo Turmeda, quien había traducido a nuestra lengua el “Judicii signum” o profecía sobre el Juicio Final, puesto en boca de la Sibila pagana de Eritrea. Se cantaba antiguamente en Cataluña, Aragón, Castilla, Francia e Italia, pero en la actualidad se interpreta tan sólo en Mallorca y Alger (Cerdeña). Según F. Pedrell, la melodía pudiera ser mozárabe o isidoriana.

 

Su belleza y originalidad dieron lugar a la “Festa de la Sibil·la” iniciada en 1933 por la “Capella Clàssica” y Joan Mª Thomàs. En 1966 la Capella Mallorquina, a las órdenes de D. Bernat Julià, toma el relevo y continúan ofreciéndola cada 26 de diciembre en la Iglesia de Santa Eulàlia de Palma. Desde 1999 es José María Moreno el encargado de transmitir a las futuras generaciones esta hermosa celebración en torno al canto de la Sibila, declarada en 2010 “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO.

 

Considerado como uno de los conciertos más tradicionales y populares de la Capella Mallorquina, la “Fiesta de la Sibila” se ha convertido en una sugestiva “paraliturgia”: suena la campana y en la iglesia a oscuras se oye el “Verbum caro factum est”, entonado solemnemente por voces graves, cual “introito”. Siguen las voces blancas, con la fresca línea de unas cantinelas medievales-sobre kyries “Orbis factor”-hasta que estalla el “Gloria in excelsis Deo”. Amen-Aleluya del coro. Escuchamos después el recitativo de la Calenda “Octavo Kalendas Januarii”, proclamación histórica de la Navidad. Interviene el coro con el responsorio “O Mágnum Mysterium” de T.L. de Victoria. Sale después un niño vestido de predicador haciendo el “Sermón de la Calenda”, breve síntesis del Misterio de la Encarnación. El coro le responderá con el “Ave María” de Victoria. La lectura del profeta Joel (capítulos II y III) que hace referencia a la “parusia” o segunda venida del Hijo del Hombre a juzgar a la Humanidad, es la justificación de la Sibila. Acabado el cántico, repican las campanas, se ilumina la iglesia y suena el órgano: ¡Ha nacido el Mesías! ¡Se cerró el Antiguo Testamento! Ante el altar se hará la “Procesión de las Ofrendas”, llevadas por niños y niñas, mientras el coro despliega una brillante y enternecedora “Corona de Villancicos”. Los fieles abandonarán el templo endulzados por las armonías y mensajes navideños.